Estados Unidos, Alemania, Francia y Canadá apoyaron a Gran Bretaña para acusar al presidente ruso Vladimir Putin de haber “casi seguramente” aprobado el envenenamiento del exespía Sergei Skripal y su hija Yulia.
En una declaración conjunta, las cinco potencias occidentales anuncian que esos países ya “emprendieron acciones” para “perturbar las actividades” de los servicios militares de espionaje rusos. Esa afirmación prefigura el escenario de una nueva guerra entre servicios de inteligencia rivales, como en los mejores tiempos de la guerra fría.
El comunicado -firmado por Theresa May, Donald Trump, Emmanuel Macron, Angela Merkel y Justine Trudeau- reitera “la indignación por el uso del agente químico conocido como Novichok” y expresa su “plena confianza” en la investigación realizada por la policía británica que acusó a los dos agentes del GRU como responsables del envenenamiento.
El subsecretario de Seguridad británico, Ben Wallace, aseguró que Putin es “el responsable en última instancia” del ataque contra Skripal. “Por supuesto que él es responsable como jefe del Estado”.